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Aunque pudiera hacerme temible, preferiría hacerme amable. | Michel de Montaigne |
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Cien veces al día burlamos nuestros propios defectos censurándolos en los demás. | Michel de Montaigne |
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El hombre sabio no lo es en todas las cosas. | Michel de Montaigne |
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El matrimonio es como una jaula; uno ve a los pájaros desesperados por entrar, y a los que están dentro igualmente desesperados por salir. | Michel de Montaigne |
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El mejor matrimonio sería aquel que reuniese a una mujer ciega con un marido sordo. | Michel de Montaigne |
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El mejor matrimonio sería aquel que reuniese a una mujer ciega con un marido sordo. | Michel de Montaigne |
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El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender. | Michel de Montaigne |
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El que teme padecer padece ya lo que teme. | Michel de Montaigne |
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En la despedida siempre aumenta un poco nuestro afecto por las cosas que queremos. | Michel de Montaigne |
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Incluso en el trono más alto uno se sienta sobre sus propias posaderas. | Michel de Montaigne |
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La muerte no os concierne ni vivo ni muerto: vivo, porque sois; muerto, porque ya no sois. | Michel de Montaigne |
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La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha. | Michel de Montaigne |
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La principal ocupación de mi vida consiste en pasarla lo mejor posible. | Michel de Montaigne |
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La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua. | Michel de Montaigne |
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Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio. | Michel de Montaigne |
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