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Hablo mucho de mí porque soy el hombre que tengo más a mano. | Miguel de Unamuno |
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Hay algo dulce y sosegador, pero sobre todo sabio, en eso que los hombres de mundo llamamos aburrirse. | Miguel de Unamuno |
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Hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio. | Miguel de Unamuno |
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Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento. | Miguel de Unamuno |
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Hay quien por salvar al prójimo lo lleva al matadero. | Miguel de Unamuno |
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Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será. | Miguel de Unamuno |
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La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual. | Miguel de Unamuno |
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La fe no es creer lo que no vimos sino creer lo que no vemos. | Miguel de Unamuno |
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La libertad es un bien común y, mientras no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales. | Miguel de Unamuno |
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La locura, la verdadera locura, nos está haciendo mucha falta, a ver si nos cura de esta peste de sentido común que nos tiene a cada uno ahogado el propio. | Miguel de Unamuno |
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La mayor parte de los hombres se conoce bien, y si les molesta que les echen en cara sus defectos es porque ellos ya lo han hecho antes. | Miguel de Unamuno |
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La moda, es decir, la monotonía en el cambio. | Miguel de Unamuno |
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La palabra sabia es aquella que, dicha a un niño, se entiende siempre, aunque no se explique. | Miguel de Unamuno |
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Llamo rumiantes a los hombres que pasan la vida rumiando la miseria humana, preocupados de no caer en tal o cual abismo. | Miguel de Unamuno |
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Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre. | Miguel de Unamuno |
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